Pilotar una ultrarrápida a 200 por hora puede ser alucinante, pero terrorífico si te han sembrado el circuito de peligrosas rampas, minas a la deriva y un peligroso caza que la ha tomado contigo. Tu misión: llegar a la meta, batir el record de velocidad y puntos, pero, amigo, tendrás que mojarte… Suerte.
Otra desgracia de “juego” si puede llamarse así donde la jugabilidad brilla por su ausencia. Queda no obstante como anécdota y parte de la historia de los videojuegos españoles que en la época sufrimos los que teníamos un MSX.