Soviet (Opera Soft, 1990): El ejército rojo de David Guaita

Artículo publicado en El PixeBlog de Pedja y reproducido aquí con permiso de su autor.

Fuente: El PixeBlog de Pedja
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David López Guaita únicamente realizó dos videojuegos que fueran comercializados en la época de los microordenadores de ocho bits. El primero de ellos fue Silent Shadow, bajo el manto de Topo Soft. Se trataba de una matamarcianos plagado de buenas ideas cuyo mayor pecado radicaba en la confusión que se producía en los recargados gráficos, provocando que fuera difícil distinguir nuestra nave del escenario que sobrevolábamos. Aún así, este shoot’em-up resultaba muy divertido, en especial en su modo de dos jugadores. Las Sombras Silenciosas escoltaban a una gigantesca nave, y debían cooperar para mantener una velocidad de desplazamiento suficientemente alta como para no ser arrollados por la nodriza, a la par que evitaban ir demasiado rápidos para no dejar atrás a la estructura custodiada.

El segundo trabajo de Guaita fue Soviet -lanzado en esta ocasión por Opera Soft-, y su trasfondo argumental se basaba en un tema que muy pocas veces se ha visto reflejado en el mundo del videojuego. Salió en 1990, cuando más calentito estaba el asunto. La URSS caminaba hacia su desaparición, ya que las repúblicas que la componían habían comenzado a dirigirse hacia la soberanía propia. Como resultado del conflicto bélico de fondo, se produjeron muchas víctimas. La misión del protagonista era encarnar a un soldado del ejército rojo, debiendo rescatar al mayor número posible de rehenes.

Con la hoz y el martillo por bandera, visitaremos puntos calientes tales como Vilnius en Lituania o Baku en Azerbayán. Como jugadores, manejaríamos a un vehículo anfibio con capacidad para alojar a un buen número de supervivientes, los cuales subirían a bordo si nos colocábamos lo suficientemente cerca; se notan aquí las influencias de Choplifter -el clásico título de Dan Gorlin-, algo que me confesó el propio Guaita. El diseño de la acción se enfocaba de forma que el fuego cruzado fuera nuestro mayor enemigo, siendo atacados por todo tipo de carros blindados y cazas de combate.

Fuente: El PixeBlog de Pedja
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A Soviet le pasó como a muchos otros contemporáneos: salió demasiado tarde. El año 1990 se acercaba peligrosamente al imperio de los dieciséis bits, mientras que el juego de Opera estaba destinado a ser ejecutado en Spectrum, Amstrad y MSX.  Por ello, este arcade no recibió apenas reconocimiento en su día, algo que se antojaba a todas luces injusto. Si bien su nivel de dificultad era demasiado elevado, merece la pena fijarse en el trabajo desempeñado a la hora de implementar el desplazamiento del vehículo.

Desde una perspectiva cenital, los gráficos representaban escenarios que se iban moviendo a la par que nuestra máquina, cambiando el punto de vista como si de verdad estuviéramos mirando a través de una cámara que va filmando desde el cielo. Además, Guaita corrigió aquí el problema de Silent Shadow, añadiendo el suficiente color -en Spectrum y MSX– para que pudiera seguirse la acción sin problemas. Un título que merece la pena volver a probar aunque sea para admirar su rendimiento en el plano técnico.

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