Publicamos este interesante artículo sobre Penguin Adventure, uno de los juegos más importantes de Konami para MSX. El artículo fue publicado en ion litio. Reproducido aquí con permiso de su autor (licencia Creative Commons).
Gráficos punteros, sonido espectacular, largo, rejugable, innovador, cargado de ritmo, fases de bonus, power ups, jefes finales, objetos coleccionables, atajos ocultos, entornos variados, finales alternativos… No, no estoy hablando del último pelotazo de las consolas de nueva generación, ni mucho menos.
De hecho, el título al que me refiero fue programado hace casi… ¡25 años!por la que para mí fue la mejor desarrolladora del momento, Konami. Un jovencísimo Hideo Kojima debutaba en el mundo del ocio electrónico en calidad de asistente del director, tocando techo con el cartucho más entretenido de cuantos tuve la suerte de jugar en mi MSX: «Penguin Adventure».
La pantalla de inicio pone ante nosotros un drama capaz de conmover el más duro de los corazones: un cabizbajo pingüino evoca con lágrimas en los ojos la imagen de su amada, la princesa Penguette, víctima de una grave enfermedadúnicamente contrarrestable mediante el poder curativo de las Manzanas de Oro. Así las cosas, nuestro héroe emprende un arriesgado viaje a contrarreloj hacia una tierra hostil dominada por los peligrosos frisaurios, único lugar donde obtener el preciado antídoto.
Dada su ingente variedad, se hace difícil enmarcar «Penguin Adventure» dentro de un género concreto. Personalmente, y aunque por supuesto tiene unimportante componente plataformero, a mí me recuerda especialmente a los juegos de conducción de la época. Simplificando mucho, la mecánica básica viene a consistir en ir avanzando lo más rápido posible esquivando cuantos obstáculos van apareciendo a nuestro paso.
En nuestro periplo podemos ir recogiendo pescados, que son la moneda de cambio a canjear en las tiendas por objetos que potencien nuestras habilidades. Existen tres tipos de comercios, cuya única diferencia radica en el precio de los bienes a nuestra disposición, que a su vez depende directamente del carácter del vendedor. Así, uno de ellos es grosero y exige precios abusivos, no siendo en absoluto recomendable comprarle nada salvo extrema necesidad. El segundo nos recibe con una sonrisa y tiene sus artículos a la mitad del importe que el primero, y hay un tercero que aparece en ocasiones muy puntuales y que, vestido de Papá Noel, nos regalará el ítem que escojamos. Finalmente, en cualquiera de estos establecimientos tendremos la posibilidad de mutiplicar nuestras ganancias jugando a una máquina tragaperras.
La cantidad de equipo disponible es realmente extensa, habiendo además algunos objetos especiales no adquiribles en las tiendas, que sólo pueden obtenerse en momentos muy concretos de la partida. Sus efectos son variados: aumentar nuestra velocidad máxima, protección frente a ciertos enemigos u obstáculos, detectar lo invisible, maniobrar mejor en las curvas, mayor potencia o control del salto, acceso ilimitado a la máquina tragaperras (por defecto sólo tenemos tres intentos por visita), recibir avisos ante la proximidad de atajos, evitar perdernos en determinadas pantallas, disparar…
Además, el juego cuenta con fases de bonus a las que podemos acceder cogiendo unas alas que nos llevan a la estratosfera, la cual, como todo el mundo sabe, está plagada de pescado. También se nos ofrece la posibilidad de coger power-ups temporales mediante un corazón, que nos da una ventaja u otra dependiendo de su color (morado – puntos, verde – tiempo, azul – vuelo, amarillo – inmunidad). Destaca igualmente la existencia de dinosaurios (los frisaurios antes mencionados) que hacen las veces de jefes finales cada cierto número de pantallas.
La dificultad puede modularse mediante dos vías: por un lado, escogiendo entre los dos niveles que se nos ofrecen al comienzo de la aventura, y por el otro decidiendo si utilizamos o no los atajos que se encuentran diseminados a lo largo del recorrido, y que nos permiten saltarnos varias fases (aunque para acceder a ellos es necesario conocer de antemano su localización o portar un objeto que los detecte).
Penguin Adventure consta de 24 fases. Las 12 primeras nos llevan hasta el jardín donde crecen las manzanas doradas, y las 12 siguientes comprenden el viaje de regreso a casa (con lo fácil que habría sido volver por el mismo camino…). Una vez completada la aventura, y ya de vuelta en el Reino de los Pingüinos, entramos en el salón del trono, donde un destacamento de guerreros custodian al Rey y su hija. Es ahora cuando se abren ante nosotros dos posibles finales: en uno, hemos llegado tarde y la princesa ha sucumbido a su terrible dolencia. Este fue el que me salió la primera vez que completé la aventura y casi me echo a llorar (me pilló muy joven…). Afortunadamente no tiré el cartucho por la ventana y la segunda vez sí que accedí al final «bueno», en el que la princesa Penguette es sanada gracias a la manzana y una alegre música certifica nuestro éxito.
No recuerdo haber disfrutado jamás con un videojuego tanto como con «Penguin Adventure». Por supuesto, en parte esto se debe a lo impresionable de mi entonces novicio cerebro unido al efecto de la nostalgia, pero no puedo dejar de pensar que parte de la responsabilidad recae también en la tendencia continuista de un sector cuyo avance a lo largo de tantos años ha estado sobre todo centrado en la potencia gráfica.
A mi leal entender, PENGUIN ADVENTURE es el mejor juego de la historia del msx.
Yo no diría tanto como Jesusalexis, pero este juego, después de avanzar unas fases, tiene unos extras (luchar contra Godzilla, poder usar pistolas, las grietas donde hay tenderos)… No sé, los gráficos anime, esas animaciones de final de fase.
Este pingïno se merece ser la mascota de la era MSX (por este y por la saga Pengüin War de ASCII).
De hecho Pentaro, que así se llama el pingüino de este juego (y también de Antarctic Adventure, publicado dos años antes), fue la mascota de Konami. Prueba de ello es su aparición en otros juegos de la compañía como por ejemplo en Game Master, Nemesis 2 (con Penguin Adventure en el segundo slot de cartuchos) y Game Master 2.
Para mí es uno de mis favoritos a pesar de nunca habérmelo terminado 🙁
Este juego yo tampoco lo he acabado nunca, lo tendré que intentar de nuevo con la GP2 Wiz que me estoy pasando el final de muchos juegos de MSX y recreativas.
A mi no me acababa de convencer demasiado este juego (y eso que como dice el artículo parece un juego de carreras y yo soy fan de esos juegos). Tuve el cartucho una buena temporada en casa, pero me aburría. Creo recordar que llegaba a la pantalla 8 o 9.
En el front-end que hice para el emulador fmsx puse el pingüino de konami sentado en una silla y en un amigo invisible que hicimos me regalaron un pingüino, al preguntar porqué me regalaban un pingüino me dijero que como me gustaba mucho konami y en mi programa había puesto el pingüino pensaban que esa era la mascota de konami y por eso me la regalaban. Por lo que dice konamito ahora veo que si que es cierto que fué la mascota de konami.
Yo sí me lo acabé… a base de continues (un truco del propio juego) y además me salió el final bueno. Sabiendo el truco es fácil elegir el final que quieres que te salga 😛
Este siempre ha sido mi juego favorito del MSX, quizas sea porque fue el primer juego que me termine y ademas con el final bueno, tambien puede ser por su musica, su historia, no se pero para mi es el primero de mi lista, seguido del fantastico Maze of Galious.
Pues ahora si que me va a tocar acabarlo y ver todas las opciones y posibilidades que da el juego. ❓