Carlos Sáinz Cemanor, es el piloto de ralis más laureado de nuestro país. Fue campeón del mundo de esta modalidad de competición dos años: en 1990 y 1992 y también subcampeón cuatro veces. Más recientemente fue ganador del París-Dakar en el año 2010.
Nosotros lo recordamos por ser la imagen de un juego de ralies para nuestro MSX: Carlos Sáinz – Campeonato del Mundo de Rallies. El juego apareció con el cambio de década, una época bastante difícil porque la familia de los ocho bits en nuestro país daba señales de agotamiento. Sin embargo, parece que la cosa no iba con Zigurat porque en 1990 (año en el que salió el juego) y durante los dos años siguientes publicaron más juegos que en años anteriores.
Zigurat buscó el apoyo mediático del corredor de ralies para vender mejor su producto y lo consiguió si bien, como veremos, Carlos Sáinz – Campeonato del Mundo de Rallies no es ninguna joya.
A través del menú inicial podemos iniciar un nuevo campeonato o continuar el que tengamos ya empezado. Y además, tenemos la opción de introducir claves que obtendremos al finalizar cada campeonato y así continuar posteriormente la partida. ¡Genial!
Nos ponemos el caso… Pero antes de comenzar la carrera tenemos que elegir el tipo de neumático y la suspensión del coche. Elegir uno u otro modificará sustancialmente el comportamiento del coche durante la carrera. Nos dan la salida y el primer obstáculo con el que nos topamos es el tipo de control que los programadores han elegido que por defecto es: acelerador Q, freno A. Y con O y P giramos hacia la izquierda y hacia la derecha respectivamente. Menos mal que son completamente redefinibles desde el menú principal. Y aunque resulta complicado al principio no se tarda mucho en acostumbrarse a ellos (otra cosa es conducir medianamente bien). El funcionamiento del acelerador tampoco es lógico: Si pulsamos el acelerador aumenta la velocidad y si lo soltamos el coche la mantiene constante.
Durante la carrera tenemos un indicador de daños en la parte inferior de la pantalla que debemos vigilar constantemente. Estas averías vendrán provocadas principalmente por los choques contra los obstáculos que están fuera del tramo señalizado (algunos setos y hierbas parecen estar hechos de cemento armado) pero también por las duras condiciones del terreno. Los daños se reflejan en forma de porcentajes y cuanto mayor sea el número menos posibilidades tendremos controlar el coche con garantías de éxito. No olvidemos que el estado general del coche (neumáticos, suspensión, transmisión, dirección y frenos) afectarán considerablemente a la conducción.
Si conseguimos terminar el tramo, contaremos con un buen taller al que acudir para poner a punto nuestro coche. Allí podemos reparar la dirección, la transmisión, los frenos y las ruedas. Pero hay que darse prisa para realizar las operaciones de mantenimiento ya que hay un tiempo limitado. ¡El campeonato no espera!
El juego consta de siete pruebas diferentes (Montecarlo, Portugal, Acrópolis, Mil Lagos, San Remo, Cataluña y RAC) y en cada una de ellas existen seis tramos diferentes (asfalto seco, asfalto mojado, nieve, tierra suelta y tierra rota) a los que hay que darles dos pasadas. En total son nada menos que ¡84 carreras!, una cifra bastante elevada. Como cada tramo se puede entrenar antes si se desea, aún pueden ser más las carreras a disputar. El objetivo es conseguir cubrir los tramos en el menor tiempo posible el cual nos dará la clasificación final en el campeonato. Si conseguimos triunfar frente al cronómetro y superamos a nuestros rivales entonces saborearemos las mieles de la gloria tal junto a Carlos Sáinz y Luis Moya. ¿Quién dijo que era fácil?
Hace años, allá por 1992 cuando lo jugué por primera vez, el juego no me gustó demasiado. Ahora he tenido la oportunidad de probarlo de nuevo y puedo decir que me ha entretenido al menos durante un rato. Lo que más me ha gustado ha sido realizar derrapes con el coche en las curvas; el efecto está muy bien conseguido. Sin embargo, entrar en la curva con una trazada normal, sin salirse de la carretera es bastante complicado, solo apto para los profesionales del volante. Y es que el control no es todo lo bueno que sería deseable en un juego de ralies. El caso es que me he aburrido después de correr tres tramos porque el único aliciente es hacer buenos tiempos y con el control es imposible. Para colmo no hay contrincantes en pantalla, siempre corremos solos, muy solos.
El sonido es el peor apartado del juego. Solamente unos pitidos suenan en los menús y durante el juego el motor del coche suena como, como… algo indescriptible, pero estoy seguro de que no es un motor. Solo los choques se salvan de la quema.
Gráficamente no es muy malo si somos benévolos con esta enésima conversión vía Spectrum. Aquí aunque los gráficos son monocromos están bien dibujados. Y los marcadores y los menús rompen la monotonía cromática.
Enlace relacionado: Carlos Sáinz – Campeonato del Mundo de Rallies.