¿Quién no se acuerda de los Gremlins, esos simpáticos animalitos peludos con ganas de hacer travesuras? La película que protagonizan estas mascotas es sin duda una de mis favoritas y seguro que también lo es de otros como yo que disfrutamos de una infancia de bocadillos de Nocilla y televisión en blanco y negro a principios de los años 80. Gremlins se estrenó en 1984 y cosechó un gran éxito a pesar de que fue criticada por la extremada violencia de alguna de sus escenas (estos críticos deberían ver Telecinco para saber lo que es bueno). Detrás de esta película estaba la mano de Steven Spielberg como productor ejecutivo.
Y como Gremlins gustó, había que explotar la idea un poco más y así no fue sino hasta 1990 cuando se estrenó la segunda parte que llevaba por título Gremlins 2: La nueva generación.
Hasta ese momento nunca antes ninguna compañía de software de nuestro país había obtenido una licencia oficial de una película de Hollywood para hacer el correspondiente videojuego. Topo Soft debió ver algo en este película porque se lanzó a por ella. Esta costumbre de sacar un videojuego junto con la película estaba bien arraigada en el mundillo, obteniendo según el caso éxitos dispares: o la película era buena y el videojuego malo o viceversa. Los casos en que ambos eran excelentes fueron pocos, la verdad.
La historia del juego guarda cierta relación con el guió de la película. Nuestro papel es el de Billy Peltzer atrapado en el edificio de oficinas en el que trabaja en Nueva York. Este edificio está plagado de Gremlins malvados dispuestos a acabar con él y de paso con el resto de la humanidad. Así que nuestro objetivo es descender cinco plantas y recoger por el camino ciertos objetos (maletín, reloj, llave de agua, Gizmo, Gremlin eléctrico y manguera) que tendremos que usar en determinados momentos para activar la secuencia de exterminación de estos malvados bichejos (tal y como ocurre en la película).
Estamos hablando del año 1991, el ocaso de los ordenadores de 8 bits en detrimento de los de 16 bits y las consolas que cada vez eran más populares. Topo Soft llegó tarde en mi opinión con este juego. Si hubiera sido lanzado tres o cuatro años antes hubiera destacado mucho más.
Pero centrémonos en el juego. Para no variar, estamos ante la enésima conversión vía Spectrum que tanto nos gustaba a los aficionados del MSX (nótese aquí mi ironía). Y es que a estas alturas de la película ninguna compañía iba ya a dedicar a un equipo de programadores exclusivamente a la versión MSX con colores y optimización del código, cuando el estándar estaba casi defenestrado en nuestro país. Por este motivo, en Gremlins 2 no vamos a encontrar alardes técnicos que nos llamen la atención.
La mecánica del juego es la de un arcade de scroll horizontal con plataformas. Nuestro Billy tiene cuatro vidas y cada una de ellas le durará solamente dos toques con los enemigos o las trampas repartidas por el escenario. Como era tradición en los juegos españoles, la dificultad es bastante alta debido a la elevada cantidad de enemigos que aparecen por todos los lados unido a un control poco ágil del personaje. El bueno de Billy se mueve como un viejo reumático y no nos debe sorprender el que sonsumamos las cuatro vidas sin apenas haber avanzado un puñado de pantallas. Quizá sea maniático, pero es que cuando pienso en un arcade quiero una buena respuesta en los movimientos del personaje para hacer frente a las amenazas, y Gremlins 2 es todo lo contrario. Por curiosidad, probad el juego al doble de velocidad y veréis como la cosa mejora un poco.
Al menos los gráficos esta vez no son monocromos; el decorado es colorido y eso se agradece. Lástima que, como es costumbre en estas conversiones, los sprites se camuflan como si fueran camaleones según el color que tenga el decorado. El apartado sonoro es patético: solamente escucharemos un ligero zumbido cuando disparemos y nada más. Ni música para amenizar la partida, ni un jingle para el Game Over. Casi casi como el cine de comienzos del siglo XX.
En definitiva, Gremlins 2: La nueva generación fue una apuesta de Topo Soft por hacerse notar adoptando la licencia de una película de moda en ese momento, pero ni por asomo estamos ante un gran juego. Solamente recomendado para cinéfilos y amantes de los Gremlins. Resto del público abstenerse.