Hace tiempo quería escribir, de una manera más extensa de como lo había hecho en anteriores ocasiones, sobre mis comienzos en esto del MSX y mis experiencias vividas a lo largo de un periodo de casi seis años que abarcó mi disfrute al máximo del MSX (sin contar con hoy día, claro ;)). La cantidad de cosas para contar muchas veces me hacían desistir de mi deseo por escribir. En otras ocasiones el trabajo acumulado en la web no me ha dejado sentarme y reflexionar un poco sobre lo que quería escribir.
Es ahora cuando he encontrado el momento adecuado para decidirme por esta nueva serie de artículos en los que contaré desde el prinicipio y con todo lujo de detalles mis vivencias alrededor del MSX. Tomadlo como si fuera mi diario, anécdotas y sensaciones que tuve en su momento y que aún se encuentran muy vivas en mi pensamiento, aunque para ser sinceros en cuestión de fechas me cuesta más situar un evento concreto. Espero que sepáis perdonarme por ello.
No es mi intención contar la historia de manera cronológicamente exacta a como ocurrió, si bien la mayoría de los eventos estarán ordenados según ocurrieron. Por el contrario, más bien quisiera escribir retazos de experiencias según me acuerde de ellas. Así que comenzaré, como debe ser, por el principio…
El principio
Soy usuario de MSX desde Navidades de 1987 cuando mi padre nos regaló a mis hermanos y a mí (el mayor de los tres) un MSX Philips NMS 8250. Aquel era el mejor ordenador de 8 bits que había en el mercado. mi padre tras mirar otros sistemas como Spectrum o Amstrad, se decidió por el MSX porque era el que tenía más posibilidades ofimáticas y didácticas, gracias a los diversos periféricos que existían para el estándar. El precio que pagó por el ordenador fue nada menos que 120.000 pesetas (720 euros), que en aquella época era una fortuna (y hoy día también). Según me comenta mi padre, quiso comprar el NMS 8280 por su capacidad extra para la edición de vídeo, pero el precio era aún más desorbitado que el de su hermano «pequeño».
Llegó mi MSX2 a casa por sorpresa. Aún recuerdo en color de la caja… Enseguida nos pusimos manos a la obra para montarlo y conectarlo a la primera televisión en color que entraba en casa. Y es que coincidiendo con la compra del MSX2 se unió al lote un televisor Philps de 21 pulgadas en color y un vídeo VHS de la marca Panasonic. Mi hermano menor y yo estábamos alucinando con el tacto del teclado, aquella era la primera vez que estábamos ante un ordenador. Mi padre pacientemente ejercía de cicerón, enseñándonos los primeros pasos en el MSX-BASIC.
Y ni siquiera nos dimos cuenta de que el ordenador no traía juegos. Estábamos todos tan ensimismados con las instrucciones de dibujo, música y sprites del MSX-BASIC que nos los echamos en falta. Mi padre nos dijo que no compraría juegos hasta que no aprendiéramos a programar. Quería que el MSX sembrara en nosotros la semilla del interés por la programación de aquellas máquinas fantásticas llamadas microordenadores.
Mi primer reproductor de cintas de casete
En la Navidades de 1988 vinieron tres regalos interesantes: un reproductor de cintas marca Computone, el cable de conexión al ordenador y el juego Trailblazer, ¡por fin un juego para mi MSX! Rápidamente fuimos a probarlo pero no hubo fortuna: el reproductor no cargaba la cinta 🙁 En sucesivas ocasiones intentamos cargarlo bajando el volumen de salida, regulando el azimut del cabezal de lectura y nada. No hubo manera de cargar el dichoso juego. A pesar del esfuerzo que mi padre realizó para comprar este reproductor, lo abandonamos para siempre…
Mi primera revista MSX
En el mes de abril de 1989 mi padre apareció una noche en casa con una revista. Era el número 50 de MSX-Club, con la ilustración del juego Hyper Rally de Konami. Recuerdo que devoramos con los ojos la revista y nos leímos todos los artículos de arriba a abajo varias veces. Tecleamos el listado Bluebird que aparecía en las páginas de la revista y nos sorprendimos al ver un dibujo tan bonito en la pantalla… ¡parecía un coche de verdad!
La lectura de este número de MSX-Club nos abrió los ojos al mundo de los videojuegos. Descubrimos que más allá del MSX-BASIC y los manuales del ordenador había un maravilloso mundo de entretenimiento… Claro que mi padre no estaba dispuesto a ceder ante nuestras peticiones y nos pidió que siguiéramos con la programación. Llevábamos más de un año sin juegos y ya teníamos ganas de jugar…
Los primeros juegos de Konami
En las Navidades del 89, viendo mi padre que no podía alargar más nuestra agonía, recibimos la primera avalancha de juegos para nuestro MSX2. Contactó previamente con un vendedor de juegos piratas en el Rastro de Santa Cruz y le dijo que se pasaba por casa para mostrar el impresionante catálogo de juegos que tenía para vender. Aquel chico llegó a casa con una maleta repleta de discos de 3,5″ y comenzó a probar los juegos delante de nosotros para ver si nos gustaban o no. De haber sido por nosotros, hubiéramos comprado todos los juegos… Pero el dinero de papá manda y entonces nos tocó elegir los que más nos gustaban. No hicimos malas elecciones ya que nos quedamos con, entre otros, Hinotori, Penguin Adventure, Nemesis, The Maze of Galious, F-1 Spirit, etc. Nos dimos cuenta a primera vista que los juegos de una compañía llamada Konami eran divertidos y muy vistosos… ¡Cuánta razón teníamos, ¿verdad?
Comenzamos a jugar como posesos a todos los juegos que acabábamos de recibir en casa. Pasábamos las horas muertas disfrutando a tope del MSX, y no nos cansábamos nunca. Recuerdo que debido a que no teníamos un cartucho SCC en el slot 2 de nuestro MSX2 los juegos con sonido SCC como Salamander o King’s Valley II no tenían ningún tipo de sonido. Aquellos no nos importaba. Disfrutábamos de cualquier manera… En aquel entonces le echábamos la culpa a la cantidad de memoria RAM.
Bueno… más que por limitaciones de RAM sería porque no teníais un cartucho con un chip SCC, ¿no? ¿O es que esos recuerdos son de cuando ya teníais un SCC?
Quedo a la espera de la segunda parte 😀
Me parece genial que vuestro padre tomara la iniciativa y trajera el 8250 a casa y que os «obligara» a salsear y aprender con él…un hombre con visión de futuro…enhorabuena!!
Efectivamente. El problema no era la RAM sino el SCC. Lo que quería decir es que en ese entonces pensábamos que el problema era nuestros 128Kb. de RAM.
No tuvimos SCC en casa hasta que llegó «por casualidad» (ya lo contaré) el Salamander.
Muy bueno el relato, y muy buena la actitud de tu padre en obligaros a aprender a programar antes de daros los juegos 😀
Mis comienzos muy distintos fueron, buscarme la vida tuve que hacer yo.
¡¡Noooooooooooo!!,el computone no.Malísimo.
Yo tenía un dataset recoder muy bueno.En la linea de los reproductores sony para ordenador.Entraba todo y no había que ajustar el cabezal ya que venía perfecto como en los de la marca sony.
Mi hermano y yo tuvimos nuestro MSX allá por las navidades del 84, un Hit Bit 55P con sólo 16k de RAM (aún lo conservamos, con la pintura gris desgastada del sudor de las manos). Como no habían juegos en cinta para tan poca memoria (sólo cosas muy malísimas, como «La computadora adivina»), los cartuchos eran demasiado caros y el pirateo aún no había empezado «en serio» porque era un estándar muy nuevo… pues nos la teníamos que pelar delante del ordenador pergeñando programillas de chichinabo, queriendo imitar las recreativas del momento.
Un día encontré por casualidad el MSX-Extra número 2, y semanas más tarde el número 1 (también los conservamos 🙂 ). Por supuesto, lo primero era lo primero: jugar. Yo dictaba, mi hermano escribía y mientras tanto ya ejecutábamos el programa de cabeza. Luego jugábamos dos o tres partidas, flipábamos en colores, hacíamos algunos cambios, volvíamos a jugar y al final el juego se perdía porque no teníamos cassette para grabarlo. Nuestro primer cassette fue un Computone, precisamente, y de él no queda más que la caja, igualita que la de la foto, pero llena de cintas de MSX…
…qué nostalgia.
Hermosa historia. Muy parecida a la mía y, creo, que a la de la mayoría de los usuarios de esa maquinita que nos hizo soñar con un mundo mejor, forjado en el garage de casa con un MSX, un manual, una revista y un pasacassette. Gracias por compartir tus recuerdos y por mantener viva esta web, tan cara a nuestras nostalgias y alegrías!
De nada Guillermo 😉 Estamos para servir a los nostálgicos que se resisten a abandonar sus viejas máquinas.
Gracias por visitarnos, un saludo.
Pues yo tuve un computone y a mi me lo leia TODO. De hecho yo solia hacer rabiar a mi mejor amigo cuando se compraba algun juego y no le cargaba, PERO A MI SI, jejejejeje. A veces llegue a hacer copias de juegos poniendo mi computone delante de su radio y grabando el sonido ambiente con el micro, Dios que cosas! y algunos hasta funcionaban (excepto cuando a mi madre le daba por llamarme para cualquier cosa y se grababa su voz sobre los chirridos del programa jajajaja).
Que grande!!! En esa revista con la portada del Hyper Rally publicaron unos trucos que envié en la sección «Trucos y Pokes»!!! Pone mi nombre, soy Adolfo. Mi primera revista se remonta al año 86, y en la portada salía la Sagrada Familia con el logo de Barcelona’92. Que recuerdos!!!
Que tiempos, yo también empecé con un Sanyo MSX sobre aquellos tiempo, 1987. Recuerdo que también tuve muchos problemas con las cintas de cassette en el cacharro y siempre era por problemas de la misma cinta. Había un truquillo que era reducir los baudios de carga y poner la cinta a reproducir a menos velocidad, lo que hacía más desesperante de por si la carga. Luego con el abaratamiento y mejora de los PCs (VGA con 256 colores y 640Kb de RAM!!!) terminé por pasarme a este pero puedo decir que mi inicio con la programación comenzó con el MSX BASIC 1.0, por cierto, de Microsoft XD, luego seguiría con el GW BASIC, QBASIC y después Borland C, Turbo C… etc…