Los chicos del Mundo del Spectrum entrevistaron hace unos meses a Gabriel Nieto, el que fuera director de la revista MicroHobby y posteriormente de Topo Soft.
Fuente: CPC RULEZ
La llegada de Nieto en Topo Soft coincidió dio lugar a una época convulsa dentro del seno de la empresa y como consecuencia la mayoría de su personal abandonó el barco en busca de nuevas aventuras con mayor libertad de maniobra y creatividad.
Ricardo Cancho, uno de los integrantes de la plantilla de Topo Soft comentó lo siguiente hace unos años:
[…]
Hacia mediados de enero, la dirección de Erbe nos impuso a Gabriel Nieto como director de Topo Soft, relegando a Javier Cano a la coordinación de los “freelance”. Gabriel no tenía ninguna experiencia en la producción de videojuegos, pero se empeñó en “dejar su huella” en nuestro trabajo, por decirlo así. Yo era uno de los que más aportaba creativamente en mis proyectos (de hecho, eran ideas mías), y rápidamente Gabriel y yo tuvimos varios “encontronazos”, a resultas de lo cual tuve el dudoso honor de quedar el primero de su particular lista negra.
Resumiendo, los primeros efectos prácticos fueron que canceló fulminantemente y sin explicaciones el proyecto del programa de tenis, del que ya había preparado yo algunos “sprites” de prueba, y modificó sustancialmente el juego del “Coliseum”, que quedó al final bastante mediocre. Otros “efectos Gabriel” aquel primer semestre de 1988 afectaron a otros títulos en mayor o menor medida, como el “Blackbeard” o el “Chicago”s 30″ que de forma inaudita también sufrieron mermas de calidad respecto de los proyectos originales.
Cuando llegó el segundo semestre de 1988 y debía empezar con el segundo juego que haría Eugenio, no se sabía qué hacer. El “Mad Mix Game” había sido una exitosa revisión del tradicional “Pacman”, y en principio el abortado juego de tenis lo hubiera sido del mítico “Pong” de las primeras consolas de Atari de los años 70. Tratando de seguir la misma línea, sugerí que se podía hacer un pinball “modernizado”, trasladándolo a un ambiente bélico. Aunque se barajaron otras ideas, resultó que a Paco Pastor le chiflaban los pinball (supongo que por la misma nostalgia que nosotros sentimos por los 8 bits), así que Gabriel dió luz verde a este juego. Sin embargo, no sé muy bien si por querer hacerle la “pelota” a Paco Pastor o por su animadversión hacia mí (o un poco de todo), Gabriel se “apropió” del proyecto y lo modificó sustancialmente.
Además, Gabriel se empeñó en jugarlo cuando lo estábamos desarrollando, pero era un jugador bastante malo para los videojuegos, y nos obligó a modificarlo una y otra vez. El desencuentro entre Eugenio y yo con Gabriel llegó a tal extremo, que finalmente Gabriel en persona modificó buena parte de las pantallas “a su gusto” (llegando a dejar muchas de ellas simplemente vacías y luego a colocar osbtáculos al tuntún) y nosotros le dejamos hacer con total pasotismo, y sin probar el resultado.
Aquel desastre fue lo que salió como el “Score 3020″, sin duda el peor juego que llevara el sello de Topo Soft jamás creado. Cuando Paco Pastor vió el resultado terminado se quedó muy decepcionado, pero como había que lanzarlo de todas maneras, se hizo. Fue el primer juego de Topo aquel año que no llevó una carátula de Azpiri (excepto la del “Emilio Butragueño Fútbol”, que era una foto).
Por su parte, Javier Cano, tras producir con “freelance” dos superventas de Topo de aquel año, el “Silent Shadow” y el “Emilio Butragueño Fútbol” (se notaba y mucho su experiencia en la producción de videojuegos) se marchó para montar Animagic, en la cual nos enrolaríamos otros tres “toperos”: Emilio Martínez, Carlos Arias y yo mismo. El programador de apoyo, Pepe Lazo, se marchó al campo de la ingeniería (y actualmente sigue en la misma empresa que le contrató entonces). En 1989 Alfonso “Borro” fue una de las personas (no la única) que se contrató en Topo tras nuestra salida, en su caso para hacer gráficos, como yo (pero que conste que jamás le he tenido por un “sustituto” o un “repuesto” en Topo; yo seguí mi camino y él encontró el suyo, nada más). Se unirían a Topo Agustín Guillén para los 16-bits (Atari ST y Amiga), Jesús Medina para C64 y Antonio Moya como programador de apoyo, y Roberto Uriel y Jorge Azpiri, junto con “Borro” a los gráficos. Hubo también otros programadores como Domingo para PC más o menos adscritos a Topo.
Sin embargo, por cuestiones tanto internas de Erbe/Topo como por las vicisitudes del declive del mercado de los videojuegos a comienzos de los 90, este segundo equipo de Topo tuvo una plantilla bastante inestable, y al cabo de un año, en 1990, se despidió a toda la plantilla excepto a Rafael Gómez y al propio Gabriel Nieto. Los escasos juegos que salieron posteriormente con la marca de Topo los crearon en su mayoría gente externa (alguno como Alfonso siguió con ellos en este plan), hasta que dicha marca se extinguió.
Total, que en cierto sentido esos gráficos olvidados de unos tenistas suponen lo que, en mi opinión (yo cuento aquella feria como me fue en ella), sería el principio del fin de Topo.
Ese locutor murciano con la patata en la boca!!!