Hoy, 23 de septiembre, mi padre cumpliría 68 años. Y digo cumpliría porque falleció en 2013 a manos de un cáncer que lo destrozó literalmente en poco tiempo.
Hoy me gustaría recordarlo de una manera especial: repasando los juegos que más le gustaban y con los que compartimos muchas horas en casa con el MSX sentados frente a la pantalla del televisor. Así que sin más preámbulos, os presento cuatro juegos que tienen mucho valor nostálgico para mi:
Thunder Ball
Este juego de ASCII fue, por cierto, el único cartucho que nos compraron. No hubo dinero nunca más para comprar nada de precio similar para nuestro MSX.
La edición que tuve en mis manos era la que distribuía microByte en España con un estuche plástico enorme de color negro y una portada diferente a la del original japonés. ¿Su precio? Creo recordar que alrededor de 5.000 pesetas de la época. Y aprovecho la ocasión para anunciar que busco esta versión desde hace años, así que si alguno de vosotros sabe dónde encontrarlo o quien lo vende, por favor, que me pase el contacto.
A Thunder Ball jugaba incluso mi madre, que era bastante reticente a acercarse al ordenador, y fue el único videojuego al que jugábamos todos en casa. Supongo que al haber vivido mis padres la época de auge de los pinballs en los bares, verlo en la pantalla del MSX les hacía añorar esos tiempos pretéritos.
Hole in One
El golf. Ese deporte de ricos que parece ser divertido y que hasta el día de hoy solamente he podido disfrutar en la televisión o en la pantalla del ordenador. Y ciertamente esta última manera es la mejor, sin duda.
Hole in One cayó en nuestras manos en un disquete (copia pirata, por supuesto) y se convirtió en uno de nuestros «juegos familiares». Muy fácil de manejar aunque conocer las diferencias entre los diferentes palos era algo más complicado. Sin embargo mi padre nos enseñaba con mucha paciencia: después de los primeros tres o cuatro hoyos ya sabíamos cómo usarlos. También nos explicaba la jerga usada en el golf: birdie, par, bogey, etc. Y ojo, no todos los niños de 12 años de aquel entonces sabían el significado de esas palabras (y de los de hoy en día ni hablamos).
El pique estaba asegurado no solo entre los dos jugadores sino que también era un aliciente extra acabar los 18 hoyos por debajo del récord. Aunque al principio mi padre dominaba las partidas, pronto mi hermano y yo nos pusimos a la altura y le presentamos un serio reto.
Video Hustler (Konami’s Billiards)
Este fue uno de esos juegos que descubrimos en una cinta por casualidad y que desde el primer momento captó nuestra atención. No recuerdo que mi padre fuera un fan acérrimo de las mesas de billar pero sí echábamos algunas partidas en los salones recreativos y en los bares cuando teníamos oportunidad. Seguro en lo que se refiere a lo deportivo él no tenía ningún aliciente al jugar con unos rivales tan malos como nosotros, que éramos unos niños en aquel entonces, pero son estas cosas (compartir juegos, tiempo, risas, etc.) las que los padres disfrutamos mucho con nuestros hijos. Lo demás da igual.
Volviendo al juego, Konami’s Billiards se convirtió rápidamente en el juego más querido en casa ya que nos permitía echar varias partidas rápidas al contrario de lo que ocurría con Hole in One, por ejemplo.
A pesar de ser muy ramplón en el aspecto técnico, suplía sus carencias con una jugabilidad a prueba de bombas y un manejo muy sencillo de entender. El objetivo era obviamente meter más bolas que tu contricante pero lo divertido era acumular bonus para multiplicar las puntuaciones por cada una de ellas introducida en las troneras.
Las tardes de sábados eran interminables jugando al billar. Como solamente podían jugar dos personas, nos tocaba a uno de nosotros (mi padre, mi hermano o yo) esperar fuera mirando atentamente el desarrollo de la partida y comentando las jugadas.
Sí es verdad que este juego sacaba nuestro lado más socarrón para picar al contrario, bien alardeando de una buena tirada o bien burlándose cuando la bola blanca entraba en la tronera.
Krakout
Simplificando mucho, Krakout es como Arkanoid pero en horizontal… Pero si observamos más detenidamente nos damos cuenta de que tiene características que lo hacen, al menos para mí, mucho más divertido que el éxito de Taito.
A mi padre este juego le enganchó. Y eso que el control del bate le resultaba muy complicado al principio. Para más inri, jugaba con joystick, lo que lo hace para mí aún más meritorio. Recuerdo que era una delicia verlo jugar porque controlaba bastante bien el rebote de la bola para dirigirla a los bloques que quería destruir.
A pesar de no terminarlo entonces, mi padre llegaba sin problemas al nivel cuarenta y tantos, lo cual no estaba nada mal. Como era un juego para un solo jugador, a mi hermano y a mí que estábamos fuera no nos quedaba más remedio que esperar pacientemente a que se le acabaran todas las vidas para dejarnos jugar. Y creedme, nos tocaba esperar un buen rato; el tío era una máquina.
Años después, usando emulador, me lo terminé. Siempre quise ver cómo era el último nivel.
Metal Gear
Dejo para el final el que para él era su juego número uno: Metal Gear. Es curioso que sea su favorito porque nunca llegó a jugarlo (le parecía complicado los controles). Eso sí, le encantaba verme jugar y aprovechaba durante la partida para contarme historias de cuando él hizo la «mili» en los Boinas Verdes (C.O.E. nº 102).
Mi padre era un gran fan del ejército y de las armas. Amaba la historia bélica y tenía grandes conocimientos de este mundillo. Recuerdo que nos hablaba con mucha ilusión de los ejercicios de infiltración en las líneas enemigas que realizaba junto a sus compañeros destacando siempre la importancia de la neutralización de objetivos clave para lograr el éxito de la misión. Lo mismo que hace nuestro protagonista Solid Snake: infiltrarse en la base enemiga para destruir el arma definitiva.
Como buen aficionado a las armas, nos hablaba durante horas de las características del armamento que usaba Solid Snake en su misión. Y recuerdo que le sorprendía mucho la fidelidad con que estaban recreadas las diferentes armas del juego.
Mi padre vivía con mucha intensidad Metal Gear. Seguramente porque era un juego bélico protagonizado por un boina verde. Se veía a sí mismo en Outer Heaven enfrentándose a un poderoso ejército con poca ayuda del exterior, teniendo que buscarse la vida. Tal y como lo hizo él en los durísimos entrenamientos que realizó durante su servicio militar obligatorio.
Espero que os haya gustado este pequeño repaso. Son cinco títulos bastante divertidos y que tienen una gran carga sentimental por los estupendos momentos vividos en casa junto a mi padre.
Papá, allá donde estés, ¡muchas gracias por jugar con nosotros!
Un fuerte abrazo, bonito homenaje hermano
Borrocop
Muchas gracias, Alfonso. A pesar de los años echo de menos al viejito.
Un abrazo grande.
Muy buenas…
Me ha gustado mucho leerlo… Me encanta conocer esa parte sentimental de la gente… Es muy guapo…
Es lo que mas me llena, cuando hablo con las personas… En el caso del MSX, el porqué, que te ha movido para hacer según que. Además, casi todos los que he hablado, al final me lleg esa ilusión por el MSX, esas vivencias y que sienten vositas muy guapas… Y eso es muy común en casi todos…
Konamito… Gracias… Te deseo lo mejor y que guapo, el tener dentro de ti, esos sentimientos/recuerdos de tu padre
Un abrazo…
Muchas gracias por tus palabras, Víctor.
Un saludo.
Muy bonito Konamito…
Tienes mucha suerte de haber compartido esos momentos con tu padre 🙂
Un abrazo de los gordos
Muchas gracias, amigo.
Tuvimos la suerte de compartir muchas cosas, entre ellas la afición por el MSX.
Un abrazo de vuelta.
Hola. Pues coincidimos en tres de ellos: Konami’s Billiards, Hole In One y Metal Gear (que lo tuve en cartucho). Son de los juegos a los que más tiempo les eché (junto al Pitfall II y el Jet Set Willy II). Mi hermano se hartaba de jugar al Krakout (por él me metí a programar una versión, pero se quedó en… nada).
En algún momento, tras el dolor, viene el paso de recordar con nostalgia y cariño. Un abrazo.
¡Qué coincidencia! Son desde luego buenos juegos y más en aquella época en la que estos juegos ocupaban gran parte de nuestras horas del día.
Es cierto que después del dolor, tras varios años lo que queda es el recuerdo y el cariño por nuestros seres queridos.
Un abrazo para tí también, Alfonso.
P.D.- No pierdo la esperanza de que algún día termines Krakonia. La demo que probé en su momento me encantó. ¡Piénsatelo!
Gracias, tío. Lo de Krakonia está chunguete; perdí las fuentes hace algunos años… : / Tengo algo antiguo pero anterior a la demo que tienes en tu página. Me quedaría demasiado trabajo y me da coraje haber perdido el trabajo que ya tenía hecho con los enemigos, etc.
Precioso homenaje, este tipo de recuerdos son un tesoro que debemos cuidar, gracias por compartirlo con todos, muchos de nosotros nos sentimos muy identificados y nos hace recordar a nuestra vez buenos momentos.
Un fuerte abrazo
Me alegra saber que a vosotros también os hace recordar buenos momentos vividos con los seres queridos.
Gracias por leerlo y por el apoyo.
Un abrazo de vuelta.
Es en los recuerdos que deja un padre al irse, donde se ve su verdadera herencia.
Muy bonita la entrada, me ha recordado que tengo que jugar más con mis hijas. Ojalá algún día me recuerden con el mismo cariño.
Créeme que cada vez que le he dicho a mi hija que no puedo jugar con ella porque «tengo cosas que hacer» me viene a la cabeza el pensamiento de lo mucho que echo de menos a mi padre…
Tenemos que dedicarle más tiempo a las personas importantes y menos a «nuestras cosas».
Me quedo con tu frase: «Es en los recuerdos que deja un padre al irse, donde se ve su verdadera herencia».
Un abrazo, Jorge.
Que bonitos recuerdos . Te envidio.
Un abrazo.
Buenísima entrada y muy emotiva. Un abrazo!!!
Buenas Konamito. Gran entrada.
Es bonito tener recuerdos tan afectuosos a raiz de una máquina, era el punto de reunión y en cambio ahora la tecnología nos aisla.
Un fuerte abrazo