Fuente: El PixeBlog de Pedja.
La primera vez que pude echarle el guante al juego que voy a comentar fue tras estrenar mi flamanteAmstrad CPC 6128 Plus, con su ultra rápida unidad de disco. Acostumbrado a la eternidad que pasaba entre machacar la frase RUN “CAS:” en el teclado de mi MSX y que el juego volcase todo el contenido de la cinta en la memoria del ordenador japonés, aluciné en colores con la fulgurante carga de los discos de mi Amstrad.
Uno de mis colegas, los cuales poseían CPC con unidad floppy como yo, me prestó este West Bank, allá por el año 88. Antes me había sido imposible jugar, ya que originalmente no existía versión MSX. De hecho, el juego fue concebido para el Spectrum en 1985, pasando un año más hasta que se desarrollaran versiones para Amstrad y Commodore.
Estamos ante un juego que fue viendo pasar conversiones a lo largo de los años, hasta llegar a 1989, año en el que la compañía de los Ruiz estaba de enhorabuena y quiso celebrar su quinto aniversario por todo lo alto. Muchos recordaréis el enorme pack que se lanzó conmemorando tal evento, con una cantidad ingente de juegos, superando en cantidad y calidad a cualquier otra recopilación de la época.
Pues bien, uno de los juegos incluidos en el pack era West Bank. Si bien, dependiendo del sistema para el que adquiriésemos el producto, variaban algunos juegos -dependiendo de si había sido publicado para tal ordenador o no-, en el caso de West Bank se realizó expresamente una versión para MSX. Los autores de tal programa no fueron otros que los amigos de Animagic, expertos en realizar trasvases al sistema del estándar japonés.
Pero ¿de qué va este juego? Pues resulta que somos un honrado empleado del banco más reputado del oeste en la ciudad de Soft City. Un banco con mucha afluencia de público dispuesto a depositar su confianza y sus ahorros en las arcas del recinto, algo que resulta ser un arma de doble filo: los forajidos quieren colarse para dar el gran golpe, y suelen hacerlo a punta de pistola. Nuestro humilde empleado deberá afinar su puntería, a ser posible, sin equivocarse en las cuentas…
En pantalla se nos mostraba la vista subjetiva, en primera persona, de nuestro personaje. Siempre teníamos frente a nuestros ojos tres puertas del banco, las cuales se corresponden con otras tantas ventanillas. En total hay veinte, y el objetivo principal de cada fase es que nos vayamos desplazando de una a otra para recaudar oro, al menos una vez, en cada una de las ventanillas.
La recaudación es automática, basta con tener a la buena persona de turno a la vista, y dejarle unos segundos para que deposite sus ahorros. Si aparece un forajido, tendremos que abatirle con nuestro revólver, pulsando el número correspondiente a la puerta en la que haya aparecido.
La mecánica era original –si es que puede decirse así, luego os comentaré por qué-, pero se complicaba con ciertos detalles. Por ejemplo, de vez en cuando se colaba un extraño tipo con seis sombreros colocados uno encima de otro. Lo jodido no era averiguar cómo lo hacía para que no se le cayeran, sino disparar a cada uno de los sombreros para descubrir en el último la bolsa de dinero… o una traicionera bomba, que nos daría un buen susto y se llevaría una de las preciadas vidas que poseíamos.
Peor aún eran los dichosos cuatreros que se escondían tras un inocente. Sin comerlo ni beberlo, apartaban al cliente y nos dejaban escaso margen de maniobra para eliminarlo antes de que el malhechor hiciera lo propio. Y por supuesto, ojito con cargarse al que no debíamos: conforme avanzan los niveles, la fórmula de “actuar sólo en defensa propia” se aplica a rajatabla, y es todo un reto detectar si el cliente tiene buenas intenciones o desenfunda, siendo en ese momento en el que podemos cargárnoslo.
Entre fase y fase, la cosa se animaba con una prueba de reflejos, en la que debíamos eliminar a los enemigos justo en el momento que desenfundaban, una mecánica parecida a la de todo un clasicazo de NES, Wild Gunman, el cual alguno recordaréis que un tal Elijah Wood lo jugaba en el distópico futuro de Back to the Future II.
Respecto a las versiones, ciertamente hay diferencias. Por ejemplo, la original de Spectrum, a cargo de Álvaro Mateos (también en el equipo de desarrollo de Rocky) no tiene música -tampoco la tiene la conversión de Animagic para MSX, prácicamente calcada-, mientras que la de Amstrad CPCincluía una melodía para el menú y otra muy elaborada para el desarrollo del juego; por su parte, en la versión de Commodore 64 sonaba durante todo el juego la partitura que en Amstrad sonaba sólo en las opciones.
Además, es destacable a nivel técnico los dos planos de scroll horizontal al desplazarnos por el banco, uno para las ventanillas y otro para las puertas donde aparecen los personajes: ojo, esto no ocurría así en Amstrad, donde el movimiento de pantalla era mucho más brusco. Y lo más curioso de todo: en dicha versión sólo había nueve puertas, mientras que en el resto había doce. Lógicamente, completar nueve bolsas de oro era más fácil…
Pero retomemos entonces la frase que deslicé previamente: la mecánica era de lo más original… si no habías jugado antes a Bank Panic, un arcade manufacturado por SEGA, cuyo desarrollo era idéntico a lo que plasmaba West Bank, con alguna excepción como el tiempo límite o las bombas que había que desactivar de vez en cuando.
En la época del software de ocho bits, no fueron pocas las veces que el desarrollador se “inspiraba” en un título arcade de renombre; posteriormente se cambiaban aspectos del juego y, por supuesto, se usaba otro nombre para el título. Aún así, había veces en las que se podían formar pitotes bastante curiosos, como el de Satán y Black Tiger… Si os interesa, escribí aquí hace unos años sobre el tema.
Con todo, hay que decir que West Bank añadía cosas de su propia cosecha, como los duelos entre fase o los distintos tipos de enemigos. Otro clásico que recordar con todo merecimiento; ah, echadle un vistazo a este remake en la AppStore, WestBang.
Yo tuve unos piques bestiales, pero en la versión original de recreativa, que es rápida y muy jugable. Nunca he jugado la versión de Dinamic… pero me da miedo.
Por cierto, que bien escritos están siempre los articulos de Pedja, la verdad.
¿Quien quiere poner el West Bank en el MSX cuando esta el maravilloso Bank Panic con unos graficos que quitan el hipo?